jueves, 1 de octubre de 2009

Desconcierto

El desconcierto en la selección argentina es enorme. Con sólo ver la cantidad de jugadores que han sido convocados y los innumerables cambios realizados en todas las posiciones, nos queda claro que hay algo que no anda bien. Es cierto que en un seleccionado, justamente, se pueden seleccionar una cantidad inmensa de jugadores para cada uno de los puestos, también es cierto que el tiempo de trabajo con el que cuentan hoy los seleccionadores es bastante corto. Entonces, en ese corto tiempo, se puede elegir entre mutar y mutar o tratar de mantener una idea o una serie de jugadores con los que salir a pelear los partidos previos al mundial, para lograr la clasificación. Sin dudas que para tomar la senda de la continuidad y la estabilidad de al menos los jugadores que salen a la cancha hay algo que tener en claro previamente: a qué se sale a la cancha. Una vez que uno se planteó ese problema y que, consecuentemente, llega a una conclusión, se llama a los jugadores que mejor pueden llevar adelante ese planteo. O, en todo caso, se seleccionan primero los jugadores y luego se arma el juego del equipo, pero manteniendo a los seleccionados. Creo que nadie sabe con exactitud cual es esa idea en esta selección. Y es algo lógico ya que las mutaciones son tantas que desorientan. Incluso en una posición como la del arquero que siempre tiende a ser la más estable. Un seleccionador escoge un arquero, por ejemplo, y, sea como sea, lo mantiene. Algo así había propuesto Diego al asumir: Carrizo va a ser mi arquero. Luego iba a ser el arquero siempre y cuando consiga continuidad en su club. Una vez que la consiguió vino la goleada en la altura. Carrizo fue reemplazado en las futuras ocasiones. Si bien es cierto que los goles sufridos fueron nada más y nada menos que seis, también es cierto que pudieron ser más. Al arco fue Andujar, quien también tuvo un buen desempeño en sus partidos, pero por alguna razón luego del partido contra Brasil, salió del equipo. No pareciera ser por una mala actuación. O al menos no debería serlo, fue tan sólo un partido. Quizás sea en parte por la desesperación de sumar puntos o… La cuestión es que, pocos días después, el arquero fue Romero.
Todo esto sucede en un entorno de perdida de puntos total. Pocas veces se ha estado tan cerca de quedar fuera de un mundial. Por suerte los partidos de los acechadores de la selección se dieron de una manera que no la perjudicaban del todo.
El último partido fue con Ghana, un amistoso. Contra un Ghana B, en realidad. El arquero fue Pozo, actualmente arquero de Colón. El combinado local sacó una victoria por dos goles de Martín Palermo, un goleador incansable que, en este desconcierto, pasa a ser titular indiscutido. Diego había dicho en una conferencia de prensa unos meses atrás que ya está, que no le hablen más de los grandotes porque con los chiquitos se arreglaba más que bien.
La selección sigue dando vueltas sin tener idea de a qué juega. Todos pueden tener un lugar, todos lo saben. La preguntas, quizás, son ¿Qué hay que hacer para ganárselo? ¿Correr todo el tiempo?, ¿Tocar por abajo?, ¿Tirar centros?, ¿Hacer lo que dice Maradona? La clasificación está en juego. El juego todavía no está.

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